Quiénes somos

Nuestro Colegio, por sus características fundacionales, considera la idea cristiana del ser humano como verdadera. La persona es el centro de toda actividad humana y cuya finalidad trasciende la mera existencia. Concebimos a la persona como ser único e irrepetible creado por Dios a su imagen y semejanza, como culmen de toda creación, con dones físicos, intelectuales y morales y dotado de libertad, en proceso de crecimiento y abierto al futuro. Un ser influenciado por la herencia y el contexto, pero no sometido necesariamente a ellos, sino con capacidad de superación y discernimiento para tomar opciones y comprometerse de forma coherente.
La escuela católica promueve una educación evangelizadora en donde se encuentra su verdadera justificación, basado en un proyecto en el que se funden armónicamente fe, cultura y vida. Buscando formar a una persona viviendo en justicia, santidad y verdad y así ayudar a la co-construcción cristiana del mundo. La escuela en su conjunto ofrece una educación basada en valores de modo que el estudiantado pueda formar su propia jerarquía que les ayude a mantener su identidad ante los retos de un mundo pluralista.
La educación, humaniza y personaliza al ser humano cuando logra lo intelectual, técnico, estético, moral y religioso, haciéndolos fructificar, con la totalidad del orden real, por los cuales la misma persona humaniza su mundo, produce cultura, transforma la sociedad y construye la historia.

«Anunciar el mensaje de Salvación a todos a través de la Educación
como medio privilegiado de Evangelización»
San Francisco Coll

Nuestra Historia

El Colegio La Virgen de Pompeya, ubicado en la Comuna de las Condes, es un pilar educativo en Chile y forma parte de la Provincia Santa Rosa de Lima, que une a cinco países de América del Sur: Argentina, Perú, Uruguay, Paraguay y Chile. Este colegio, hermanado con el “San Francisco Coll” en La Serena, comparte un legado de fe y conocimiento bajo el alero de la Fundación Santa Rosa de Lima.

Nuestro colegio, construido en el histórico fundo Los Dominicos, se inspira en la escuela colonial «San Vicente Ferrer». Los Frailes Dominicos cedieron terrenos para la creación de nuestra institución por las Hermanas Dominicas de la Anunciata. Fundado como «La Escuela Particular 448» en 1961, desde sus inicios, las Hermanas han liderado con amor y dedicación. La comunidad, especialmente las familias obreras, se unió para ver crecer esta pequeña escuela, consolidando su importancia en la zona.

A lo largo de la historia, nuestro colegio ha sido testigo de un extraordinario crecimiento, mejorando infraestructuras y expandiendo su acceso educativo. La Reforma Educacional de 1996, al introducir la Jornada Escolar Completa, catalizó una expansión significativa en instalaciones y matrículas, propiciando la construcción de un moderno edificio (1999- 2004), reflejan nuestro desarrollo constante.

Desde la incorporación de cursos de prekínder en 2005 hasta la licenciatura de 52 estudiantes en 2008, evidenciamos un compromiso firme con la formación integral guiada por el evangelio. La adhesión a la Subvención Escolar Preferencial en 2008 y al Programa de Integración Escolar en 2013 subrayan nuestro enfoque en la educación inclusiva. En 2015, al abrazar la gratuidad, cerramos la etapa del financiamiento compartido, consolidando nuestra dedicación a una educación de calidad y accesible para todos.

Hoy, en 2024, seguimos comprometidos con la mejora continua, centrados en fortalecer la convivencia escolar y la gestión pedagógica. Nuestra historia es un relato de fe, esfuerzo y comunidad, tejido a lo largo de los años con el cariño y la dedicación de cada persona que ha sido parte de esta gran familia.

“Predicar el camino del bien y del amor a todos los hombres y mujeres, en especial a los más necesitados”.
San Francisco Coll

“Un fuego produce otro fuego,
una luz otra luz”.

San Francisco Coll

San Francisco Coll

San Francisco Coll y Guitart (Gombrén, Gerona, 18 de mayo de 1812 – Vich, Barcelona, 2 de abril de 1875) fue un sacerdote español profeso de la Orden de Predicadores y fundador de la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata, reconocido como santo por la Iglesia católica el 11 de octubre de 2009.

Primeros años de vida. Francisco Coll Guitart, nacido en 1812 en Cataluña durante la invasión napoleónica, superó las adversidades de la guerra y la escasez. Criado por su madre tras la muerte de su padre, forjó una personalidad fuerte desde la infancia. A los diez años, siguiendo su vocación sacerdotal, se trasladó al Seminario de Vich, costeando su estancia en Puigsesslloses al colaborar en la educación de niños. Su carácter inquieto y activo se reflejaba en la organización de procesiones y sermones. Estas experiencias contribuyeron a su desarrollo, destacando su dedicación a la fe y la educación religiosa. 

Dominico y misionero. A los 18 años, Francisco Coll Guitart respondió al llamado divino, uniéndose a la Orden de Predicadores y profesando en el convento de Gerona en 1831. Sin embargo, las luchas políticas en la sucesión de Fernando VII llevaron a la supresión de las Órdenes religiosas en España en 1835, resultando en la expulsión de Coll y su comunidad. A pesar de la prohibición gubernamental, logró ser ordenado sacerdote en Solsona en mayo de 1836. Durante más de treinta años, se dedicó intensamente a la predicación, catequesis y misiones, destacándose por su habilidad para movilizar multitudes y su enfoque accesible de la Palabra de Dios.

Fundador. Impresionado por la falta de acceso a la educación en pueblos pequeños y para niñas, Francisco Coll fundó la Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata en Vich el 15 de agosto de 1856. A pesar de dificultades políticas y económicas, la congregación creció rápidamente y, en 14 años, tenía 46 casas en Cataluña. Las hermanas, mayormente de origen humilde, se formaron como maestras y dirigieron escuelas públicas y colegios en poblados y ciudades. Además, se dedicaron al cuidado de enfermos y otras obras de misericordia. La congregación, fundada por Coll, se ha expandido a veinte países en Europa, América y Asia.

Legado, beatificación y canonización. San Francisco Coll, beatificado por Juan Pablo II en 1979 y canonizado por Benedicto XVI en 2009, destacó como predicador ejemplar por su cercanía, humildad y caridad. Su compromiso con la infancia, la juventud y la educación femenina definió su vida, culminando en la fundación de la Congregación de Dominicas. El Papa subrayó su misión como comunicador de la Palabra de Dios, destacando la vitalidad y eficacia de esta. Su fiesta se celebra el 19 de mayo. La canonización reconoció su legado de amor y consuelo, recordando su contribución significativa a la salvación y bienestar de la humanidad.

Hnas. Dominicas de la Anunciata

La Congregación de Hermanas Dominicas de la Anunciata nace como respuesta a las necesidades de un momento histórico, a mediados del siglo XIX.

Francisco Coll, dominico, conforme a la Orden de Predicadores, y exclaustrado a causa de la legislación aprobada por el Gobierno de la nación, se dedicó a evangelizar los pueblos y vio que una de las principales causas de la corrupción de costumbres era la ignorancia, especialmente de la doctrina cristiana.

Por otra parte, había visto que mujeres jóvenes deseaban vivir consagradas a Dios y cooperar al bien del prójimo, pero la carencia de medios les impedía entrar en las Congregaciones existentes.

Francisco Coll, emprendió la ardua tarea de trabajar para subsanar estas lagunas descubiertas en la predicación.

Funda la Congregación para “Anunciar el Mensaje de Salvación a todos, especialmente a la niñez y juventud a través de la educación”.

Y según sus palabras, las Hermanas deben:

“Esparcir la verdadera doctrina enseñándola por las poblaciones grandes y pequeñas” e “Iluminar de este modo las tinieblas de la ignorancia”.

La Congregación, fiel al carisma específico y a su especial vocación dominicana, plasma como ejes esenciales la contemplación y el anuncio:

“Contemplar y dar a los demás lo contemplado”.

“Contemplando en el misterio de la Anunciación la entrega del Verbo a la humanidad, encontraremos el amor, la luz y la alegría que nos impulsen a promover a la persona humana hacia la plenitud en Cristo y ayudar así a la configuración cristiana del mundo”.

«Para enseñar a otros la humildad, debe ser humilde,
para enseñar la caridad, debe practicarla primeramente el que la ha de enseñar».

San Francisco Coll

“Esparcir la verdadera doctrina enseñándola por las poblaciones grandes y pequeñas” e “Iluminar de este modo las tinieblas de la ignorancia”.

La Congregación, fiel al carisma específico y a su especial vocación dominicana, plasma como ejes esenciales la contemplación y el anuncio:

“Contemplar y dar a los demás lo contemplado”.

“Contemplando en el misterio de la Anunciación la entrega del Verbo a la humanidad, encontraremos el amor, la luz y la alegría que nos impulsen a promover a la persona humana hacia la plenitud en Cristo y ayudar así a la configuración cristiana del mundo”.